Un año más, he dado una escapada a FITUR. Empezaré por decir que me encanta recorrer esa feria, descubrir nuevos o deconocidos rincones del planeta y saludar a los amigos que año a año van ayudándonos a conocer sus países y hacen que nos sintamos en ellos como si estuviésemos en casa.
Impresiones
Durante este 2018, la avalancha de público ha sido notable. Sin embargo he visto tantos viajeros como «cazafolletos». Normalmente son familias que echan el día en la feria. Llevan su carrito del súper, y acaparan libros y catálogos. También hacen largas colas en las degustaciones… ¡Qué le vamos a hacer! «hay gente pa tó».
FITUR es el marco ideal para negocios en los días abiertos a profesionales (supongo). Pero para el turista principiante o medio, creo que no. Para este perfil están las agencias de viajes. Yo he acudido más de 20 años a Viajes Palmasur, y todo me ha ido siempre sobre ruedas, buen consejo, profesionalidad y precios competitivos. Ahora, cuando hago viajes exclusivos, que yo mismo diseño, es cuando debo contactar para determinado soporte (hoteles, alquileres…) con estos pequeños receptivos que acuden a la feria.



Reencuentros
En el capítulo de saludos, primero me encontré con Tamuna Jabauri, profesora de Tiflis que nos acompañó en 2014 por Georgia. Después visité el módulo de Tsiky Tour, donde Fara y Hery habían expuesto muchas de mis fotos; también charlé con algunas parejas que estaban organizando su viaje. Por último vi a Temur, de El Mundo Tour, que nos organizó un circuito por Uzbekistán la pasada semana santa, en cuya galería trabajo actualmente.
Sin embargo, el momento más emotivo del día fue ver de nuevo -después de 7 años de ausencia- el pabellón de Siria.
Conversé un buen rato con Ziad Balkhi, director del ICT (Information and Communication Technology) del Ministerio de Turismo de Siria. Le conté nuestro viaje de 2009 y le enseñé la antigua galería de fotos que tengo en mi web. Fue muy emocionante. Antes de marcharme, me pidió que le dejara un vídeo-comentario para el facebook del Ministerio. Más tarde me comí el picnic que llevaba. Las colas son infinitas en los autoservicios y cafeterías, que uno ya va conociendo estos jaleos 😉 Finalmente di otra vueltecita por la tarde, por si me había dejado algo… y de regreso a casita. ¡Hasta el año que viene!
La galería






















































































