Soria

Estuvimos en Soria y su provincia desde el 31 de julio al 3 de agosto de 2007. Fueron unos días llenos de poesía y momentos inolvidables. Los comentarios que siguen son de la publicación original que escribí al volver del viaje.

31 de julio, Medinaceli

Más de veinte años hacía que no pasábamos por Medinaceli. Su casco histórico merecía una visita pausada. Fue un enclave fronterizo durante la reconquista, y tal vez aquí viniera a morir Almanzor, tras la escaramuza de Calatañazor…

31 de julio, Numancia

Antes de llegar a nuestro destino, hicimos otra parada en Garray para visitar las ruinas de Numancia, ciudad celtíbera cuyos habitantes ofrecieron la máxima resistencia al dominio de Roma.

31 de julio, Soria

¡Soria fría, Soria pura,

cabeza de Extremadura,

con su castillo guerrero

arruinado, sobre el Duero;

con sus murallas roídas

y sus casas denegridas!

Llegamos a media mañana y nos alojamos en el parador, moderno pero con unas vistas fantásticas. Soria celebra en 2007 el centenario de la llegada de Antonio Machado a su Instituto, y toda la ciudad está impregnada de sus recuerdos y poemas. Es una ciudad moderna, sin embargo, parece que el tiempo no ha pasado por ella. Sus edificios de piedra han absorbido el ajetreo de la modernidad y nadie parece tener prisa. La fachada de Santo Domingo es una de las más bellas del románico español. Los dulces que elaboran las clarisas también merecen todos los elogios. Por la tarde estuvimos en el Museo Numantino, muy interesante, ya que no es fácil encontrar vestigios celtibéricos en otros museos. Acabamos el día paseando por las riberas del Duero y cenando en la Alameda, con una temperatura envidiable.

Las fotos del Museo Numantino

1 de agosto (mañana), San Juan de Duero, Laguna Negra y Vinuesa

Muy temprano nos acercamos a San Juan de Duero. Del antiguo monasterio levantado por los Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén sólo se conserva la iglesia y las arquerías del claustro, con gran influencia oriental. Los capiteles eran encantadores. Después salimos de Soria para ir a la Laguna Negra, escenario de La tierra de Alvargonzález.

Llegaron los asesinos
hasta la Laguna Negra,
agua transparente y muda
que enorme muro de piedra…

Casas de piedra, el rollo picota donde se ajusticiaban los condenados, comercios con sabor y olor… Vinuesa, a un paso del Urbión, otro lugar tranquilo, sosegado…

1 de agosto (tarde), Soria

Por la tarde entramos en la Concatedral de la Diócesis de Osma-Soria, un edificio poco agraciado, cuyo interior era muy interesante. Después, paseamos hasta la ermita de San Saturio, patrono de Soria. Este lugar fue muy frecuentado por Machado ❤️. El paseo, que corre paralelo al río Duero, se inicia con la ermita de San Polo, de origen templario, entre huertas. Caminando se atraviesa un arco y entramos en un camino que se funde con la orilla del río, rodeado de álamos, castaños. olmos, chopos y cañaverales. Un bosque variado y multicolor en el que se ven las estaciones de un vía crucis que nos llevan hasta la ermita de San Saturio. Por una escalera abierta a través de la piedra se accede a la ermita.

Junto a Nuestra Señora del Espino está el cementerio donde descansa Leonor, la que fuera esposa de Machado. Casualmente era uno de agosto, hacía 95 años del fallecimiento de Leonor.

Señor, ya me arrancaste lo que yo más quería.
Oye otra vez, Dios mío, mi corazón clamar.
Tu voluntad se hizo, Señor, contra la mía.
Señor, ya estamos solos mi corazón y el mar.

En su jardín el olmo centenario al que cantara el poeta.

Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas verdes le han salido.

Después de tantas emociones, volvimos al parador cuando el sol se ponía.

2 de agosto (mañana), de Calatañazor a San Esteban

Si no fuera por los contadores, cuatro cables y media docena de coches, parecería que habíamos viajado en el tiempo. Calatañazor es un pueblo medieval que ha llegado casi intacto a nuestros días. En el Burgo de Osma visitamos la Catedral de Santa María, con el sepulcro de San Pedro de Osma, que restauró la diócesis tras la reconquista en 1101.

Más tarde fuimos al cañón del Río Lobos; aunque solo recorrimos dos de sus veinticinco kilómetros, el entorno era impresionante. Llegamos hasta la ermita de San Bartolomé, tal vez de origen templario. Por último, recalamos —y comimos estupendamente—  en San Esteban de Gormaz. Vimos la iglesia de San Miguel que fue construida en el año 1081. Era la iglesia más antigua de San Esteban, la primera muestra del románico en la provincia de Soria y de las primeras en la península. También nos acercamos a Nuestra Señora del Rivero, algo más reciente y no tan tosca como San Miguel.

2 de agosto (tarde), Soria

Aquella tarde por fin vimos abierta la iglesia de San Juan de Rabanera, que con su ligereza parecía anunciar el gótico. Un amable guía nos explicó los contratiempos sufridos por este edificio hasta llegar a nuestros días. Después seguimos paseando hasta bien tarde. Toda Soria evocaba a Machado.

3 de agosto, despedida de Soria

Hice unas fotos antes de marcharnos, en la Alameda de Cervantes, «La Dehesa» para los lugareños. En el parque estaba la ermita de la Soledad. Aquí se pierde la noción del tiempo, ¡cuántos años llevaba sin ver un heladero!

La continuación del viaje: La Rioja

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