En 2010 celebramos en Hinojosa del Duque una asamblea provincial de la asociación de directores. Como queríamos darle un sentido lúdico, la programamos en dos días, jueves y viernes, 1 y 2 de julio. Llegamos sobre las 7 de la tarde y, después de alojarnos, empezamos una visita guiada a la «Catedral de la Sierra».
Esta es la denominación popular de la parroquia de San Juan Bautista debido a la magnitud y maestría arquitectónica de este templo, donde el granito se hace palabra. La iglesia consta de tres naves. Las laterales están cubiertas por bóvedas de crucería, mientras que la central lo está por un artesonado de par y nudillo con tirantas. La capilla mayor, diseñada por Hernán Ruiz I, aparece cubierta por una bóveda estrellada que alberga en sus plementos una serie de pinturas barrocas.
En el interior destaca la capilla del baptisterio, diseñada por Hernán Ruiz II, que aparece cubierta por una bóveda vaída de granito con molduras que forman círculos y óvalos. En el exterior, junto a la esbelta torre, hay que reflejar la grandiosidad de la fachada renacentista que se abre a la plaza, que muestra las dos líneas fundamentales de la arquitectura del Siglo XVI, el plateresco y el clasicismo, gracias a la maestría de los Hernán Ruiz. Otros detalles de interés los aportan el juego de ventanas plateresco de la sacristía, donde aparecen esculpidos los escudos de los pies de estilo gótico-mudéjar.
Más visitas en Hinojosa del Duque
Después visitamos el Museo Etnológico, cuyo objetivo era mostrar la forma de vida cotidiana de la comarca de Los Pedroches, así como recuperar piezas en desuso y en peligro de desaparecer.
Por último nos acercamos a la Ermita del Santo Cristo de las Injurias, situada sobre una loma que dominaba toda la ciudad y algunas de las localidades cercanas, como Belalcázar. Después de una puesta de sol espectacular, volvimos a la Plaza de la Catedral, donde cenamos.
El viernes, después de un desayuno con churros acudimos al Centro Social de Desarrollo, donde celebramos la asamblea. Terminada esta, dimos un salto para proveernos de embutidos de la zona.
Antes de comer tuvimos tiempo para llegarnos a visitar el convento de Santa Clara de la Columna, en Belalcázar. Lástima que no permitían hacer fotos en casi todo el interior.
