La provincia de Huesca fue la última etapa de nuestro viaje por los Pirineos en agosto de 2015. En esta ocasión nos alojamos dos días en el Hotel & SPA Real de Jaca, aunque no tuvimos tiempo de disfrutar de todas sus instalaciones.
En ruta hacia Jaca, 10 de agosto
Dag-Shang-Kagyü
Veníamos del Parque Nacional de Aigüestortes y dimos un buen rodeo para acercarnos a Dag Shang Kagyü, donde llegamos en plena siesta. Otras veces para visitar un templo budista habíamos volado miles de kilómetros. En este había poca actividad y, si acaso, media docena de visitantes. Entramos en la estupa, nos rezamos un Om mani padme hum en los molinillos, seguimos en el edificio principal y acabamos en una pequeña tienda, donde compré algunos extras para mi buda.
Dag Shang Kagyü es un templo budista fundado en 1984. Nació con la adquisición de una pequeña finca que se amplió gracias a un grupo de benefactores y discípulos de S. e. Kalu Rinpoche. Con el trabajo de los residentes, el apoyo financiero de sus miembros, la buena disposición de las autoridades y las bendiciones de los Budas, se ha convertido en un floreciente centro de Dharma.
Llegando a Jaca
Las rutas transversales por los Pirineos se me hacían infinitas. Menos mal que eran unos paisajes increíbles. Por fin llegamos a Jaca, nos alojamos y salimos a dar una vuelta por el centro…
Por la provincia de Huesca, 11 de agosto
Jaca
Empezamos la jornada en Jaca, visitando la catedral de San Pedro, la Ciudadela y dimos una vuelta por sus alrededores.
Museo Diocesano de Jaca
Después entramos en el Museo Diocesano de Jaca, que mostraba una de las más bellas colecciones de pinturas murales románicas del mundo. Inaugurado en 1970, ocupaba las estancias que rodean el claustro de la Catedral de Jaca.
San Juan de la Peña
Después fuimos hasta Botaya y a la una del mediodía estábamos ya en los microbuses que nos acercarían a las ruinas del Real Monasterio de San Juan de la Peña. De él escribió Unamuno que sería: «…la boca de un mundo de peñascos espirituales revestidos de un bosque de leyenda, en el que los monjes benedictinos, medio ermitaños, medio guerreros, verían pasar el invierno, mientras pisoteaban la nieve jabalíes de carne y hueso, salidos de los bosques, osos, lobos y otros animales salvajes». Allí vimos dependencias y capillas —en una de ellas estuvo por dos siglos el santo Grial—, el panteón real y la impresionante colección de capiteles de un claustro sin igual.
Santa Cruz de la Serós
Era la hora de comer y estábamos a un salto de este pueblo. Nos detuvimos un momento a ver la ermita de San Caprasio y a unos metros entramos en O’Fogaril, un restaurante estupendo. Después nos acercamos a la parroquia que ya estaba abierta, aunque no se permitían las fotos ☹️.
Villanúa
Otro atractivo de Huesca era la cueva de las Güixas, en la localidad de Villanúa. Hicimos la visita en grupo; en el recorrido nos pusieron al día sobre brujerías y aquelarres.
Canfranc
Tanto nos entretuvimos en las paradas que cuando llegamos a Canfranc no quedaban entradas para visitar —naturalmente en grupo y con casco— el interior del edificio histórico de la clausurada estación de ferrocarril. Dimos una vuelta por la zona visitable y tomé algunas fotos. Después regresamos a Jaca y cenamos en el hotel.
Huesca, 12 de agosto
Después de desayunar salimos para Huesca. La capital celebraba las fiestas en honor de San Lorenzo y en la feria taurina, Francisco Rivera había sido corneado dos días antes. Poco había por hacer, todo estaba cerrado. Entramos en la Catedral de la Transfiguración, con el Museo Episcopal, y después fuimos al museo provincial.
Museo Diocesano de Huesca
El Museo Diocesano de Huesca se encuentra en la plaza de la catedral, en pleno casco histórico, y depende del obispado de Huesca. Parte del museo está dentro de la propia catedral. Tiene cuatro salas en las que se distribuyen las colecciones, provenientes tanto de la catedral como de distintas parroquias y museos de la diócesis.
Museo de Huesca
Instalado en el edificio de la Universidad Sertoriana, anejo al Palacio de los Reyes de Aragón, cuenta con dos secciones, Arqueología y Bellas Artes, que resumen la historia de la provincia de Huesca desde la prehistoria hasta el siglo XX.
Por último, compramos unas pastas en el convento de la Asunción y comimos en uno de los pocos bares que habían abierto, antes de salir para Zaragoza.
Epílogo
Llegamos a Zaragoza-Delicias y entregamos el coche. A las cinco y media partió el AVE que nos llevaría a casa, en Córdoba y Sevilla respectivamente, dando fin a nuestro viaje por los Pirineos.