En un lugar de La Mancha…
La Mancha ha sido para mi —desde siempre— además de un lugar de paso, escenario de muchas aventuras. Recuerdo de niño los viajes a Madrid en el 600 familiar para visitar a mi abuela. Entre Despeñaperros y Aranjuez aquellas rectas eran infinitas. Parábamos en aquellos pueblos (no había circunvalaciones) para comer y repostar. También nos frenaban los calentamientos del coche y algún pinchazo y posterior recauchutado en talleres cercanos a la N-IV. Muchos años después, Pilar y yo recorrimos algunas zonas castellano-manchegas: Cuenca, Sigüenza y Toledo. Pero fue por fin en noviembre de 2024, con una escapada del IMSERSO, cuando visitamos de un plumazo diez localidades de las provincias de Ciudad Real y Toledo, en seis jornadas.

Ciudad Real, 24 de noviembre

…Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lantejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos…
El domingo, después de un corto viaje en autobús, llegamos a Ciudad Real. Allí nos alojamos y comimos (excepto tres almuerzos en ruta) durante toda la estancia. Por la tarde dimos una vuelta por los alrededores del hotel; había muchas referencias a Cervantes y su obra. Desentonaba con el entorno el ayuntamiento, edificio neogótico construido en 1976, muy similar a algunos edificios de los Países Bajos. En frente había un carillón en el que las figuras de Cervantes, Sancho Panza y don Quijote salían al exterior a ciertas horas del día. También nos asomamos a la catedral y vimos la fachada de la casa donde nació Hernán Pérez del Pulgar.

Ciudad Real, 25 de noviembre
…Paréceme, señor, que sería acertado irnos a retraer a alguna iglesia; que, según quedó maltrecho aquel con quien os combatistes, no será mucho que den noticia del caso a la Santa Hermandad y nos prendan…
Aquella mañana hicimos la visita guiada por una ciudad muy distinta de la de antaño. En 1255 el rey Alfonso X otorgó Carta Puebla a la aldea llamada Pozuelo de Don Gil, pasando a llamarla desde ese momento Villa Real. Y allí estábamos, sobre el único vestigio de aquella villa: un pozuelo en medio de una plaza rodeada de edificios tan funcionales como feos. Seguimos hasta la iglesia gótica de San Pedro, con la capilla de los Coca, donde destacaba un retablo en alabastro de la Virgen de Loreto.
Pasamos después por la Plaza Mayor, donde asistimos a otra función del carillón, y acabamos en la catedral de Santa María del Prado. De camino al hotel entramos a curiosear al antiguo casino cuando empezó a diluviar…
Para la tarde nos ofrecieron una visita optativa a Calzada de Calatrava para visitar el Espacio Almodóvar. Como el cineasta no era santo de nuestra devoción, después de comer y descansar un rato, salimos en busca de otros encantos de Ciudad Real. Paseamos hasta la Puerta de Toledo, vestigio de la muralla medieval. De allí seguimos al cementerio en el que quedaban un tanto amontonadas las sepulturas. Bordeando el casco histórico llegamos a la Puerta de Santa María, que fué del Convento de Dominicas hasta su demolición. Visitamos a continuación la interesante casa-museo de Elisa Cendrero, en la que estaban prohibidas las fotos. Finalizamos la jornada en el Museo del Quijote, que quedaba a un paso del hotel.

Almagro, Villanueva de los Infantes y Valdepeñas, 26 de noviembre
Almagro

¿Piensas tú que las Amariles, las Filis, las Silvias, las Dianas, las Galateas, las Alcidas y otras tales de que los libros, los romances, las tiendas de los barberos, los teatros de las comedias están llenos, fueron verdaderamente damas de carne y hueso, y de aquellos que las celebran y celebraron?
En Almagro —ciudad otrora protegida por la Orden de Calatrava— vimos en primer lugar la ermita de San Juan con interesantes frescos y variada imaginería. Seguidamente caminamos hasta la plaza de Santo Domingo, en la que se encontraban varias residencias de nobles y clérigos. Después, en la porticada Plaza Mayor visitamos el Corral de Comedias del s. XVII —descubierto en los años 50— que era una de las sedes del Festival Internacional de Teatro Clásico. A continuación entramos en la «bombonera», el coqueto Teatro Municipal, y finalmente en la iglesia de San Agustín, una joya barroca con algunas «cicatrices». Al paso fuimos descubriendo otros detalles de su hermoso conjunto monumental y la arraigada tradición bolillera.
Villanueva de los Infantes

…la historia del famoso don Quijote de la Mancha, de quien hay opinión por todos los habitadores del distrito del Campo de Montiel que fue el más casto enamorado y el más valiente caballero que de muchos años a esta parte se vio en aquellos contornos…
Por la tarde llegamos Villanueva de los Infantes, feudo de la Orden de Santiago, capital del Campo de Montiel y uno de los Pueblos más Bonitos de España. Nos recibió el busto de Francisco de Quevedo, que murió en esta localidad en 1645 y sus restos reposaban en una cripta de la iglesia. Dimos una vuelta por el impresionante conjunto de palacios y casas —casi todas blasonadas— y acabamos en iglesia de San Andrés.
Valdepeñas

—Que me maten —dijo a esta sazón el ventero— si don Quijote, o don Diablo, no ha dado alguna cuchillada en alguno de los cueros de vino tinto que a su cabecera estaban llenos, y el vino derramado debe de ser lo que le parece sangre a este buen hombre…
Era ya noche cerrada cuando entramos en la capital del vino. No había tiempo para mucho, así que hicimos una rápida visita de la iglesia parroquial dedicada a la Asunción de Nuestra Señora. Fuera nos esperaban varias tabernas, entre ellas la antigua Casa Álvarez que anunciaba «VINOS DE VALDE-» y ya en otro renglón «PEÑAS CON TAPA». Recordando aquel viejo chiste entramos en el «Penalty» y nos despachamos unas copas de tinto Concejal, de un exquisito tempranillo.

Consuegra y Orgaz, 27 de noviembre
Consuegra

—Mire vuestra merced —respondió Sancho— que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino…
En la cuarta jornada —miércoles— nos desplazamos a tierras toledanas. En el Cerro Calderico de Consuegra visitamos el castillo, construido en tiempos del Califato de Córdoba. Unos metros más arriba estaba la docena de impresionantes molinos de viento, construidos en el s. XIX. Sus nombres eran: Bolero (que era también oficina de turismo y fue el moledero de trigo que visitamos), Mambrino, Sancho, Mochilas, Vista Alegre, Cardeño, Alcancía, Chispas, Caballero del Verde Gabán, Rucio, Espartero y Clavileño.
Orgaz

…Y habiendo andado como dos millas descubrió don Quijote un grande tropel de gente, que, como después se supo, eran unos mercaderes toledanos que iban a comprar seda a Murcia…
En esta segunda etapa toledana visitamos el castillo edificado en el s. XIV —más residencial que defensivo— y la iglesia de Santo Tomás, construida por uno de los Churriguera en el s. XVIII., en cuya sacristía se exponía una copia de El Explolio firmada por el Greco, que no se podía fotografiar 🫤.

Alcázar de San Juan, Campo de Criptana, Tomelloso y Argamasilla de Alba, 28 de noviembre
Alcázar de San Juan

…EL INGENIOSO HIDALGO DE LA MANCHA, cuyo lugar no quiso poner puntualmente, por dejar que todas las villas y lugares de la Mancha contendiesen entre sí por alhijársele y tenérsele por suyo, como contendieron las siete ciudades de Grecia por Homero…
Amaneció con mucha niebla en este lugar de La Mancha. En Alcázar —territorio de la Orden de San Juan de Jerusalén— dimos un largo paseo y vimos solo exteriores. En primer lugar nos detuvimos ante el Torreón del Gran Prior (almohade del s. XIII) y la iglesia de Santa María la Mayor. Me gustó especialmente la Maternidad de Marino Amaya en aquella misma plaza. Las siguientes paradas fueron ante una casa que había sido sede del Santo Oficio y en la plaza de Cervantes. Alcázar también reivindicaba ser lugar de nacimiento y bautismo del insigne escritor. Continuamos con el museo municipal y finalizamos en la plaza de España. Antes de subir al autobús entramos en un despacho de vinos, donde hicimos acopio de las célebres tortas de Alcázar.
Campo de Criptana

En esto descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel campo, y así como don Quijote los vio, dijo a su escudero…
Aunque solo quedaban una decena de molinos, tres databan del siglo XVI: Burleta, Infanto y Molino Sardinero. Probablemente este fue el escenario del capítulo VIII del Quijote. Allí degustamos vermú y mistela, además de un riquísimo queso manchego en aceite… 😋
Tomelloso

…Anduvo todo aquel día, y, al anochecer, su rocín y él se hallaron cansados y muertos de hambre, y que, mirando a todas partes por ver si descubriría algún castillo o alguna majada de pastores donde recogerse y adonde pudiese remediar su mucha hambre y necesidad…
La parada que hicimos en Tomelloso fue breve. Después de comer visitamos el Museo del Carro y Aperos de Labranza que albergaba un interesantísimo bombo construido con dos millones de piedras sin mortero ni argamasa.
Argamasilla de Alba

—Señor —respondió Sancho—, que el retirar no es huir, ni el esperar es cordura cuando el peligro sobrepuja a la esperanza, y de sabios es guardarse hoy para mañana y no aventurarse todo en un día.
También fue corta la estancia en Argamasilla. Pudimos conocer a algunos de los protagonistas de El Quijote en la versión que hizo Cruz Delgado para la serie de televisión emitida en 1979 con los que nos hicimos una foto de grupo. Visitamos la Cueva de Medrano donde supuestamente estuvo preso Cervantes y la iglesia de San Juan Bautista y después emprendimos el regreso a Ciudad Real.

Epílogo en Ciudad Real, 29 de noviembre
…Verdaderamente, señor cura, yo hallo por mi cuenta que son perjudiciales en la república estos que llaman libros de caballerías; y aunque he leído, llevado de un ocioso y falso gusto, casi el principio de todos los más que hay impresos, jamás me he podido acomodar a leer ninguno del principio al cabo, porque me parece que, cuál más, cuál menos, todos ellos son una mesma cosa, y no tiene más éste que aquél, ni estotro que el otro…
La última mañana —viernes— aprovechamos para ir al Museo de Ciudad Real, con su interesante la exposición «Atempora». Después dimos una vuelta por la ciudad, observando rincones y edificios. Antes de comer y regresar a Córdoba entramos en el Parque de Gasset, un diputado que a comienzos del siglo pasado llevó el agua a Ciudad Real. Me encantaron los azulejos talaveranos, muchos de los cuales recordaban escenas de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha 😍.