En las navidades de 2014 viajamos a Sri Lanka, la antigua Ceilán. A pesar de tratarse de la estación seca, nos sorprenden temporales e inundaciones que causan enormes daños y condicionan nuestro recorrido.
24 y 25 de diciembre. Aukana y Habarana
Después del largo vuelo con Qatar, vía Doha, hacemos los trámites de inmigración y nos dirigimos al Habarana. Por el camino cruzamos varios ríos desbordados. Es Nochebuena también en el trópico, aunque solo se percibe en el bufé del hotel.
Salimos temprano para visitar el Buda de Aukana, con sus 13 metros de altura, fue tallado en la roca en el siglo V. Sorprende por su perfección y transmite una gran serenidad. Esa la tarde hacemos un safari por los alrededores de Habarana, donde docenas de elefantes viven en libertad.
26 de diciembre. Sigiriya y Polonnaruwa
Llueve. Hoy visitamos dos maravillas que son Patrimonio de la Humanidad: La Roca del León de Sigiriya y los Budas de Gal Vihara en Polonnaruwa.
Ascendemos al yacimiento, y descubrimos palacios, estancias y dependencias de todo tipo, integradas en la roca. Una escalinata metálica me permite acceder a la galería de los frescos (del s. V) donde están representadas una veintena de doncellas.
Después nos encaminamos hacia los tres preciosos budas de Gal Vihara, también esculpidos en la roca. La tarde sigue metida en agua y nos recogemos pronto. Por la carretera vemos varios elefantes descontrolados.
27 de diciembre. Templo de Oro de Dambulla
También Patrimonio de la Humanidad, el Templo de Oro de Dambulla es el complejo de cuevas y monasterios más grande y mejor conservado de Sri Lanka.
Aquí parece que no pasa el tiempo. Perfectamente ubicadas en las cinco cuevas, descubro centenares de figuras de Buda y otras deidades hinduistas. El silencio y la semioscuridad invitan al recogimiento. Por la tarde asistimos a un espectáculo de bailes locales, ya en la ciudad de Kandy.
28 de diciembre. Templo del Diente de Buda y Pinnawala
Un lugar especialmente impactante en Sri Lanka es el Templo del Diente de Buda, Sri Dalada Maligawa, en Kandy. Cada día, desde muy temprano, acuden al templo miles de devotos para venerar la reliquia.
La multitud se va encaminando lentamente a la primera planta del templo, donde se guarda el diente original, traído desde India a Sri Lanka en el s. IV a.d.C. Durante unos momentos indescriptibles, la energía de la reliquia o de los cientos de fieles que empujan, me levantan del suelo. No sé cómo pude tomar las fotos. Después del subidón, nos relajamos en un taller de joyería donde procesan, montan y venden a precio competitivo, piedras preciosas autóctonas (zafiros azules y piedras luna).
Terminamos la jornada en el Orfanato de Elefantes de Pinnawala, un sitio muy turístico donde recogen, crían y mantienen la mayor manada del mundo de elefantes asiáticos (Elephas maximus). Hay poco público y es posible acercarse a los cuidadores y colaborar con ellos a la hora del biberón. Después de comer y tomarnos varias Lion, regresamos al hotel.
29 de diciembre. Peradeniya y factoría Glenloch
Antes de salir de Kandy hacia las Tierras Altas, visitamos bajo la lluvia el Real Jardín Botánico de Peradeniya, que es tan hermoso como enorme.
Con varios siglos de historia, es uno de los más bellos del mundo y el más importante de Asia, con 4000 especies. Destaca por sus plantas tropicales y aromáticas, sus avenidas de palmeras y la gran variedad de orquídeas. El paseo es muy agradable, aunque lo acortamos para adelantar nuestra salida.
De Kandy a Nalawapitiya debíamos ir en tren, y seguir hasta Nuwara Eliya en coche, haciendo la ruta del té. Sin embargo, las inundaciones y corrimientos de tierra han dejado impracticables las vías y la mayoría de carreteras.
Las Tierras Altas son otro mundo dentro de Sri Lanka. Con un clima peculiar, más húmedo y frío, su paisaje es una sucesión de plantaciones de té y mansiones de la época colonial, reconvertidas en hoteles. Abundan grupos de mujeres recolectoras. Hacemos una parada en una de las factorías, la Glenloch, en la que vemos el proceso de secado, selección y envasado del té.
Llegamos a Nuwara Eliya oscureciendo. El hotel St. Andrew’s es famoso por las ranas de sus jardines, aunque no escucho a ninguna croar. Sigue lloviendo y salgo a dar una vuelta a la ciudad.
30 de diciembre. En ruta hacia las playas de Bentota
Todo un día de camino para recorrer 200 km. En ruta disfrutamos unas vistas especataculares. Hacemos un alto para comer en el Hotel Plantation, cerca de donde estuvo el puente que dinamitaron durante el rodaje de “Puente sobre el Río Kwai”. Ahora el río Kelani se practican deportes de riesgo.
Llegamos a Bentota con tiempo soleado. Después de una siesta nos apetece dar un paseo por el pueblo; en la calle nos abordan unos chicos que nos cuentan una trola y nos invitan a subir en su barcaza. Está oscureciendo, nos hemos alejado bastante del hotel y no parecen mala gente, así que accedemos. Después de atravesar varios manglares y salir al río, nos dejan a un paso del hotel y nos piden una propina, que les damos con gusto. 🙂
31 de diciembre. Madu Ganga y Galle
Amanece un precioso día de playa y salimos a conocer los alrededores. Madu Ganga es una zona lacustre muy próxima.
Hacemos el recorrido en barca. La variedad de flora y fauna es sorprendente. El manglar está habitado por familias que se dedican a la pesca o recolectan ramas de canela. Atracamos en un islote en el que hay un monasterio budista. Y más tarde dejamos que unos pececillos se coman la piel muerta de nuestros pies 😉
Siguiendo hacia Galle vemos varios grupos de pescadores subidos en estacas; son la imagen típica de esta zona. Uno de ellos está en la playa y recoge las propinas de los guiris que paramos a hacer la foto.
Galle es también Patrimonio de la Humanidad. Comemos muy bien en el Rampart Hotel y después damos un largo paseo por el malecón y la ciudad vieja. Estamos en otra dimensión. Cae la tarde y debemos regresar al hotel. Por la carretera que discurre junto a la costa veo el último atardecer del año.
Me sobrecoge el pequeño monumento en recuerdo de los miles de personas muertas en el tsunami de 2004, unos 1800 en el tren que fué arrastrado por la gran ola. Ya en el hotel tenemos una cena especial y nos comemos las uvas del Mercadona a medianoche, cuatro horas y media antes de que toquen las campanadas en la Puerta del Sol. 😎
1 de enero de 2015. Bentota y Colombo
Empieza el año con otro día estupendo. Damos un paseo mañanero por la playa, con su poquito de remojón. Después salimos hacia Colombo. La capital de Sri Lanka tiene poco de especial, avenidas, mucho tráfico, grandes parques y algunos templos. Por la tarde tenemos una habitación en el Cinnamon Grand Colombo para relajarnos, asearnos y prepararnos para el vuelo nocturno de regreso, vía Doha. En el aeropuerto, el enésimo aviso de que está prohibido hacerse fotos dando la espalda a Buda. 😛
El siguiente viaje: Valencia