Situada junto al curso del río Adaja, Ávila es la capital de provincia más alta de España. Se encuentra a 1.131 metros sobre el nivel del mar, lo que explica las relativamente frecuentes nevadas que sufre su casco urbano en invierno. La ciudad posee los títulos de “Ávila del rey”, “Ávila de los Leales” y “Ávila de los Caballeros”, concedidos por Alfonso VII, Alfonso VIII y Alfonso XI respectivamente y todos ellos están presentes en la bandera de la ciudad. La seña de identidad es su muralla medieval completa, de estilo románico. Considerada tradicionalmente como “ciudad de cantos y de santos”, su casco histórico medieval se encuentra en un excelente estado de conservación.

Estuvimos en Ávila en julio de 2005, en la ruta que hicimos aquel verano por el noroeste español. Salimos temprano de Mérida y se me ocurrió «cortar» por una nacional, para ver la calzada romana del Puerto del Pico; atravesar Gredos se hizo infinito… Ya en Ávila nos restauramos con patatas revolconas y un chuletón. Después de descansar en el Palacio Valderrábanos, paseamos por la ciudad y entramos en el Convento-Museo de Santa Teresa —¡cuántos recuerdos de mis tiempos en el colegio del Carmen!— . También dimos una vuelta en el tren turístico y visitamos la catedral, donde estaban prohibidas las fotos. Por la noche salimos otro rato para ver las iluminaciones. A la mañana siguiente, saliendo para Segovia, paramos un momento en la iglesia de San Vicente. Finalmente, una semana después, a la vuelta de nuestro periplo, paramos en El Tiemblo para ver los Toros de Guisando.
Vuelta a Ávila, 6 de abril de 2025
Veinte años después volvimos a Ávila en un viaje del IMSERSO. El autobús se desvió por la misma carretera secundaria que yo había cogido años atrás y llegamos al hotel —Los 4 Postes— al atardecer. Apenas tuvimos tiempo de hacer unas fotos en el famoso humilladero, situado a unos metros del hotel.
Ávila, 7 de abril
Por la mañana hicimos una visita guiada. Vimos el Palacio de los Dávila, la basílica y casa natal de Santa Teresa, el palacio de Polentinos y la plaza del Mercado Chico. Después entramos en la catedral, donde se estaban preparando los pasos de la Semana Santa. Finalmente, antes de comer, nos dio tiempo de acercarnos a la basílica de los Santos Hermanos Mártires, Vicente, Sabina y Cristeta.
Por la tarde hicimos dos visitas extramuros: la ermita de Sonsoles, en la carretera de Toledo y el Real Monasterio de Santo Tomás, en el ensanche sureste de la ciudad. En el monasterio, además de los tres espectaculares claustros, visitamos los museos de ciencias naturales y de arte oriental. También vimos el retablo de Pedro Berruguete y el sepulcro del príncipe Don Juan, único hijo varón de los Reyes Católicos, que murió con diecinueve años. De vuelta a Ávila, entramos en la iglesia de San Pedro.
Arenas de San Pedro, 8 de abril
El martes nos desplazamos a Arenas de San Pedro. Por la mañana visitamos la Capilla Real de San Pedro de Alcántara, con diseño de Ventura Rodríguez y costeada por Carlos III, donde reposaban los restos del santo. Después dimos un paseo por el pueblo; vimos el castillo de la Triste Condesa, el puente romano sobre el río Tiétar, el exterior de la iglesia de la Asunción, y el barrio del Canchal, un antiguo arrabal de mudéjares y moriscos.
Por la tarde visitamos en la pedanía de Ramacastañas las Cuevas del Águila, descubiertas en 1963. A lo largo del kilómetro de recorrido no dejaban de verse formaciones espectaculares, en especial en la gran sala de unos 10.000 m². No paré de hacer fotos… 😍

El Barco de Ávila, 9 de abril (mañana)
El miércoles nos desplazamos a El Barco de Ávila. Allí visitamos el castillo de Valdecorneja y la impresionante Iglesia Mayor de la Asunción. Continuamos en un centro de interpretación de la famosa judía del barco y finalizamos la mañana con un paseo por el puente sobre el Tormes.
Bonilla de la Sierra y Piedrahita, 9 de abril (tarde)
Bonilla de la Sierra fue elegida a comienzos del s. XV como residencia veraniega del obispo de Ávila. Allí se construyó la impresionante colegiata de San Martín de Tours, que aquella tarde nos enseñó la madre del alcalde. El castillo estaba en ruinas y el edificio de las escuelas se utilizaba como bar. Era una localidad con poco más de un centenar de habitantes y un futuro incierto…
En Piedrahita visitamos el palacio de verano de los duques de Alba, construido en el s. XVIII al estilo francés, sin apenas adornos, que tenía un enorme jardín. Aquí pasó Goya el verano de 1786 —posiblemente pintando retratos de la familia ducal— . Se utilizaba desde la Guerra Civil como colegio de Educación Primaria.
Aquella noche después de cenar en el hotel, nos asomamos una vez más a los cuatro postes, para ver la muralla iluminada, un espectáculo sobrecogedor.



Madrigal de las Altas Torres, 10 de abril (mañana)
En nuestro último día por tierras abulenses visitamos Madrigal de las Altas Torres, localidad natal de la reina Isabel la Católica. En primer lugar nos dirigimos a la iglesia de San Nicolás de Bari; además de un impresionante artesonado, conservaba la pila donde fué bautizada en la primavera de 1451 la infanta Isabel; también se exponían los restos de un retablo flamenco. A continuación entramos en el monasterio de Nuestra Señora de Gracia, antiguo palacio de Juan II de Castilla y casa natal de la reina católica. No estaban permitidas las fotos en los interiores (puedes ver algunas haciendo clic en el enlace anterior). Por último bajamos a una bodega subterránea donde catamos uno de los vinos que allí se elaboraban.
Arévalo, 10 de abril (tarde)
Aquella tarde nos desplazamos a Arévalo, de cuyo rico patrimonio solo visitamos el castillo de los Zúñiga, uno de los cuatro castillos españoles restaurados el siglo pasado y utilizados como silo por el Ministerio de Agricultura.
Y la despedida de Ávila, 10 de abril
Llegamos a la capital con tiempo para dar una última batida por los museos que aún no habíamos visto. Empezamos por el anexo al museo provincial, en la iglesia de Santo Tomé el Viejo. Al lado estaba el la sede principal, en la Casa de los Deanes, que mostraba piezas de costumbres populares junto a otras de gran valor artístico. De allí marchamos a la Diputación, en el palacio de los Guzmanes, donde se exhibía una colección de réplicas de la época vetona. Finalizamos las visitas en el Palacio de Superunda y su impresionante colección Caprotti. Guido Caprotti fue un pintor italiano que llegó accidentalmente a Ávila y se quedó para siempre, llegando a comprar y vivir en este palacio. En la colección también había esculturas de su hijo Óscar, miniaturas y cuadernos de campo de su esposa Laura de la Torre y dos retratos de Sorolla.
De vuelta al hotel pasamos junto a la iglesia de San Segundo. No había dicho que desde el año 1985 la ciudad antigua de Ávila, su muralla y las iglesias extramuros de San Vicente, San Pedro, San Andrés y San Segundo estaban consideradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.