El último país que visitamos en la Semana Santa de 1999 fue Holanda. El 2 de abril fuimos directamente a Rotterdam donde paramos un rato. Era una ciudad sorprendente y dinámica, totalmente reconstruída, aunque se conservan algunos edificios históricos como el de Correos. Seguimos camino hasta La Haya, capital política de Holanda —lo correcto es Países Bajos— y sede de la Corte Internacional de Justicia. Ya de noche llegamos a Amsterdam; después de alojarnos dimos un paseo en lancha por los canales. Toda una experiencia; por el Barrio Rojo un Viernes Santo.
El sábado fuimos a ver molinos, que mantienen a raya el nivel de las aguas, y paseamos por esta ciudad de canales. Vimos el Mercado de las Flores, y entramos en un taller de tallado de diamantes. Antes de salir de excursión hice una visita exprés al Rijksmuseum en la que solo tomé un par fotos: La ronda de noche, y Los síndicos de los pañeros, mis dos Rembrandt favoritos —«La lección de anatomía» estaba en La Haya—. En la exposición temporal de Van Gogh estaba prohibido hacer fotos, pero unos años después, en 2013, visité su propio museo (página provisional aquí). Por último salimos de la ciudad para visitar dos pueblos encantadores: Volendam y Marken, que habían sabido adaptarse al turismo sin perder su esencia. Allí gastamos los últimos florines. Y el domingo día 4 volamos desde Schiphol a Madrid, ya que el lunes había que trabajar.