Jordania

Jordania fue el segundo país que visitamos en las vacaciones de Navidad de 2009 y que formaba parte del circuito que habíamos contratado. Si bien lo único que queríamos ver era Petra —a la que no pudimos llegar en nuestro viaje por Egipto y el Mar Rojo en 1998— las visitas a Jerash y al Wadi Rum resultaron ser muy interesantes. En el Reino Hachemita de Jordania, reinaba Abdalá II, que había sucedido a su padre Hussein. Pasar a pie la frontera desde Siria fue bastante divertido. Dos aduaneros, que no quitaban ojo al escáner de equipajes, me hicieron abrir la maleta; debieron ver demasiados cables, cargadores y unos sobres misteriosos. En qué me vi para contarles que eran de sueroral, ya que llevaba algunas semanas con diarrea. Al final se lo expliqué con gestos y todo acabó a carcajadas.

Jerash, 26 de diciembre de 2009

Jerash o Gerasa era el nombre de una antigua ciudad de la Decápolis, una de las ciudades romanas más importantes y mejor conservadas del Próximo Oriente. En la segunda mitad del siglo I, la ciudad alcanzó una gran prosperidad. En 106 el emperador Trajano construyó calzadas que atravesaban las provincias, lo que incrementó las actividades comerciales de la ciudad. Adriano la visitó en los años 129-130. El Arco de Adriano fue erigido para solemnizar la visita.

Vimos el hipódromo con sus 245 m. de largo; el foro, en perfecto estado de conservación; las «tres iglesias» (de los santos Cosme y Damián, de San Juan Bautista y de San Jorge) que conservan unos mosaicos impresionantes; el Templo de Artemisa, hija de Zeus, hermana de Apolo y patrona de Jerash; el Ninfeo, fuente para atraer y venerar a las ninfas… Allí echamos el día completo; ya era noche cerrada cuando llegamos a Hotel Nabatean, en Petra.

Petra, 27 de diciembre de 2009

Ocupada desde el siglo VI a. de C. por los nabateos, prosperó gracias a su situación en la ruta de las caravanas que llevaban el incienso, las especias y otros productos de lujo entre Egipto, Siria, Arabia y el sur del Mediterráneo. En el siglo VIII, el cambio de las rutas comerciales y los terremotos sufridos, condujeron al abandono de la ciudad por sus habitantes, y el lugar fue redescubierto por un explorador suizo en 1812.

La entrada por el siq (la garganta) fue una experiencia única; se sucedían los cambios de luz y del color de las rocas… hasta que llegamos al Tesoro, el monumento más interesante de la ciudad, con sus 40 metros de altura. Recorrimos casi toda la ciudad… Por la tarde, para subir al Santuario quedaban 800 escalones (40 pisos); estábamos muy cansados, así que lo dejamos para otra ocasión…

Wadi Rum, 28 de diciembre de 2009

Arenas rojas surcadas por caravanas de dromedarios, montañas erosionadas durante milenios por los vientos. Territorio nabateo y un lugar muy querido por los árabes. Sólo en este escenario tan hermoso podía forjarse la leyenda de Lawrence de Arabia.

Empezamos la excursión en 4×4 frente a la montaña más famosa del desierto: Los Siete Pilares de la Sabiduría. Wadi Rum era una inmensa pizarra donde la civilización nabatea dejó muchos petroglifos y primitivos textos. Durante el recorrido tuvimos un guía excepcional, Omar Artigas, protagonista de un capítulo de «Españoles por el mundo». En una parada cogí unos puñados de arena, después tomamos té beduino con cardamomo —¡exquisito!— y aprendimos como los británicos provocaron la rebelión de los jeques árabes contra la ocupación turca, a principios del s. XX, con la intervención de Thomas Edward Lawrence, «Lawrence de Arabia». Por la noche llegamos a Amman y nos alojamos en el Kempinski.

Epílogo

Nos quedaba un día en Amman, el 29 de diciembre. Pero en la capital solo había de interesante una ciudadela (sin comparación con la que habíamos visto en Alepo) y muchas tiendas de móviles. Estábamos a 100 km de Jerusalén y se me ocurrió preguntar al guía si había posibilidad de improvisar una excursión. Sobre la marcha nos contrató una furgoneta para seis personas y un guía palestino, que nos enseñó en 5 horas lo más destacado de la ciudad. Finalmente, el miércoles 30 de diciembre de 2009 volamos a primera hora de regreso a Madrid.

La continuación del viaje: Jerusalén

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