Marruecos

Viajamos por Marruecos en las navidades de 2010. Fue en un circuito privado, y en algunas visitas, compartido con otros turistas. De aquel viaje me quedó un recuerdo agridulce. Por una parte, la riqueza humana, monumental y paisajística superó todas mis expectativas. Pero lamentablemente, la escasa profesionalidad de guías y conductores, añadido a unas infraestructuras deficientes, hicieron que no lo disfrutáramos al completo. Superando estas dificultades, pude hacer un extenso reportaje, ya que Marruecos era un paraíso fotográfico.

Volamos desde Madrid el domingo 26, y nos quedamos tirados en Casablanca —como Bogart, esperando que nos sacaran de allí—. Por fin llegamos al hotel de Marrakech a altas horas de la madrugada.

Marrakech, 27 de diciembre

Empezamos el día visitando los Jardines de Menara y los alrededores de la Mezquita Koutoubia (prohibida la entrada a los no musulmanes). Después fuimos al Palacio de la Bahía, a las Tumbas Saadís y comimos en un bar cercano a la Plaza Jamaa el Fna. En ella estuvimos el resto de la tarde disfrutando con el bullir de personas, animales, tenderetes, merenderos y embaucadores, hasta que la puesta del sol y el cansancio nos hicieron volver al hotel.

Esauira, 28 de diciembre

Para este día, contratamos una excursión a la antigua Mogador. El bus se limitó a llevarnos, dejarnos en el puerto y recogernos por la tarde. Eso sí, aprovecharon para entretenernos en una fábrica de derivados del argán que había por el camino. En Esauira, recorrimos el puerto y vimos el desembarco de algunos pesqueros. Después paseamos por las fortificaciones que hicieron los portugueses, y por último entramos en el casco histórico, Patrimonio de la Humanidad. Allí comimos a base de pescado, antes de volver al punto de encuentro, a la caída de la tarde.

En ruta a Fez, 29 de diciembre

Aquel día hicimos más de 500 km por unas carreteras normalitas. Repostamos en una gasolinera que tenía un cajón con arena para derrames de combustible y fuego. Hacia el mediodía llegamos a la primera atracción.

Los Jardines de Ain Asserdoun en Beni Melal

Interesantes por estar en medio de un desierto; por lo demás, fue poco más que un sitio agradable para estirar las piernas.

Ifrán

A Ifrán llegamos cuando ya había anochecido, una lástima. Esta localidad, situada a 1700 m de altitud en el Atlas, era un centro de deportes de invierno y tenía unos edificios con tejados puntiagudos, adaptados a las nevadas. Vimos el famoso león, esculpido por un prisionero de guerra, que recordaba al último león salvaje del Atlas, abatido cerca de allí hacia 1920. Cenamos, dimos una vuelta y proseguimos viaje hasta Fez, donde llegamos casi de madrugada.

Fez, 30 de diciembre

Aquí se habían asentado a principios del s. IX —y habían colaborado en su engrandecimiento— varios miles de familias cordobesas, deportadas por el califa Al-Hákam I, tras las revueltas del arrabal de la Secunda. Todo el día tuve la sensación de andar por casa. Visitamos los exteriores del Palacio Real y entramos en la Madrasa de Bou Inania; también subimos a un cerro para ver la panorámica sobrecogedora de la medina, en la que íbamos a perdernos el resto del día. La variedad de artesanos era sorprendente: alfareros, curtidores, marmolistas, tejedores, panaderos… Comimos lo único que encontramos, unos pinchitos, y seguimos dando vueltas, literalmente perdidos, hasta que el guía nos encontró y nos devolvió al hotel.

Camino a Casablanca, 31 de diciembre

Mequinez

En nuestra ruta a Casablanca, la primera parada fue en Mequinez, una de las cuatro ciudades imperiales de Marruecos. Vimos la Puerta Bab Mansour, la más grande de África del Norte, y después estuvimos en la Prisión de Cara (también usada como silo) y en el Mausoleo de Mulay Ismail (no pude hacer fotos).

Rabat

Nada más llegar a Rabat, fuimos al Mausoleo de Mohamed V. Después, comimos y más tarde dimos un paseo hasta la Kasbah de los Oudayas, un pintoresco barrio de cal y añil.

Casablanca

Llegamos al hotel, dejamos las maletas y salimos a dar una vuelta. Era fin de año y se notaba cierto ambiente… Aquella noche cenamos muy temprano y tomamos algo en la discoteca del hotel, en la que hubo música en directo y baile para la docena escasa de españoles que estábamos allí.

De Casablanca a Marrakech, 1 de enero de 2011

La visita principal del día era la Mezquita Hassan II, pero nos la encontramos cerrada. Dimos una vuelta por los alrededores y para compensar, nos llevaron un rato al centro de Casablanca. Después estuvimos unas 3 horas de camino hasta Marrakech.

Llegamos a Marrakech a la caída de la tarde y nos fuimos directamente a la plaza Jemaa el-Fnaa. No podíamos perdernos el ambiente nocturno de aquella efímera ciudad que se montaba y desmontaba cada día.

De Marrakech a Zagora, 2 de enero

Fue una ruta kilométrica, atravesando el Atlas hasta Zagora. Pueblos de adobe con sus mezquitas, cumbres nevadas, infinitos palmerales… En Zagora nos alojamos en el Tinsouline, un estupendo ksar rehabilitado. Cerca estaba el rótulo que indicaba que Tombouctou estaba a 52 días de camello, nos hicimos la foto y dimos una vuelta en la que compramos una caja de dátiles.

De Zagora a Erfoud, 3 de enero

Después de desayunar seguimos la travesía del desierto, kasbahs y pueblos de adobe. Cruzamos el Oasis del Draa y paramos a estirar las piernas en Alnif, centro de una zona rica en fósiles. También paramos en Rissani, en su espectacular puerta de entrada y en su calle principal, para tomar un refresco. Por último, nos asomaron al Mausoleo Moulay Ali Cherif, al que no pudimos entrar por infieles. Antes de ir al hotel, queríamos ver las cercanas dunas, aunque fuera pagando un extra, pero a nuestro conductor no le dio la gana, y se limitó a dejarnos en el hotel Palms, que estaba bien retirado del pueblo, antes de las cuatro de la tarde. Para colmo, el hotel no tenía agua caliente; nos dijeron que funcionaría por la mañana, pero no fue así.

De Erfoud a Uarzazate, 4 de enero

Enfadados por la falta de agua caliente en el resort, seguimos la ruta. La primera parada de ese día la hicimos en las afueras de Tinejdad; allí charlamos un rato con un chico bereber, y le compramos unos pañuelos. Más adelante, en Tinerhir, recorrimos las impresionantes Gargantas del Todra y la ciudad moderna. Para ir a la ciudad antigua, tuvimos que atravesar un palmeral y tierras de cultivo; allí estaba la madrasa de Ikelane, con su mezquita, que me encantaron. Por último visitamos el Kalaat M’Gouna (Valle de las rosas), donde se cultivaban rosas damascenas, como habíamos visto el verano anterior en Bulgaria. Fotografié más ruinas cerca de Uarzazate, entre ellas las que emergían de su embalse. Por fin llegamos al Hotel Fint, en Uarzazate; este sí tenía agua caliente ♨️

Uarzazate y vuelta a Marrakech, 5 de enero

A primera hora de la mañana visitamos en Uarzazate la Kasbah de Taourirt, residencia de una familia adinerada que se construyó a partir del s. XVII. Después nos desviamos de la carretera nacional para ver el Ksar de Ait Ben Haidu, Patrimonio de la Humanidad y escenario de muchas películas famosas. Volvimos a Tazentout y ya fuimos derechos a escalar el Atlas, por unas carreteras espectaculares. En una venta paramos a comer y cuando llegamos a Marrakech, ya de noche, salimos un rato a pasear por la Plaza Jamaa el Fna, esta vez sin la pesada cámara.

Marrakech, 6 de enero

La última mañana en Marruecos la pasamos en el La Mamounia, probablemente el riad más exclusivo de Marrakech. Nuestro viaje había terminado y primera hora de la tarde volamos de regreso a Madrid.

El siguiente viaje: Birmania

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