Ribera Sacra

Viajamos a la Ribera Sacra, comarca compartida entre Lugo y Orense, en septiembre de 2023. Salimos de Córdoba en nuestro coche el día 8 y después de recorrer casi 900 km llegamos al Iberik Augas Santas, hotel construido sobre un antiguo balneario, muy cerca de Monforte de Lemos. Tomamos una cena ligera y nos recogimos temprano.

9 de septiembre

Nos dirigimos al renombrado monasterio de Santo Estevo, y al cercano embarcadero del Sil, para hacer un minicrucero por los cañones. Por los valles que pasamos se desbordaba la niebla y algunas vistas eran fantasmagóricas; la carretera era tan estrecha y sinuosa que solo pude pararme a hacer unas pocas fotos. El monasterio, que se utiliza como parador, era impresionante.

Más tarde seguimos camino unos kilómetros hasta el embarcadero. Comimos unas empanadas en la cafetería y tomamos el barco de las 13:30. El recorrido de una hora entre los cañones fue precioso. De vez en cuando se veían en las laderas las viñas de la viticultura heroica. Hacía bastante calor y por eso regresamos al balneario. Fue una tarde de piscina, casi caribeña, con las aguas termales a unos 33º.

10 de septiembre, mañana

El domingo a primera hora fuimos a ver la iglesia de Augas Santas, que estaba a solo 100 m del balneario. Por el camino, un parroquiano llevaba un pequeño paso vacío. Paramos y le preguntamos el motivo. Nos explicó que el día anterior habían llevado a la Virgen a la iglesia y que a mediodía habría otra procesión, esta vez sin andas.

Más tarde nos acercamos al monasterio cisterciense de Ferreira, conocido como «Las Bernardas». Una monja nos explicó la historia del convento y como se las apañaban las ocho religiosas que allí convivían.

Buscando nuevos puntos de interés fuimos al mirador de Los Peares, donde se fundían el Sil y el Miño. El puente de la línea férrea estaba en obras, y las vistas eran espectaculares. Fuimos entonces en busca de otro mirador, pero nos perdimos por unos carriles, cada vez más estrechos que dislocaban al GPS. De vuelta a Augas Santas, ya había empezado la misa, y esperando la procesión, visitamos la pulpería 😋. Cuando terminó la celebración nos acercamos para ver el desfile, pero lo habían hecho antes de la misa, así que no pudimos ver más que el interior de la iglesia y como empezaba a tocar la orquesta en un prado cercano.

10 de septiembre (tarde)

Por la tarde fuimos al monasterio de Santa Cristina, pero nos encontramos la carretera cortada. Una lanzadera que venía de Parada de Sil pasó vacía y el conductor nos dijo que no podíamos subir al autobús ahí. Eso sí, si caminábamos los 1600 m hasta el monasterio en unos 20 minutos y veíamos la iglesia en otros 10 minutos, nos podría llevar de vuelta a ese punto. Y así lo hicimos. Para terminar el día íbamos a acercarnos a un par de miradores más, pero empezó a chispear. Solo hicimos unas fotos en Cabezoá y volvimos al hotel.

11 de septiembre

Antes de salir de ruta visitamos el manantial del balneario, a pocos metros del hotel. De allí salimos hacia la Finca Míllara, una bodega a orillas del Miño, cuya carretera parecía sacada de un videojuego. No era día de visita y estaban limpiando la bodega para la vendimia que empezaba, pero nos atendieron estupendamente. Compramos algunas botellas y seguimos hacia la playa fluvial de La Coba. Por el camino vimos a unos vendimiadores y charlamos un rato con ellos; su trabajo era bastante duro. La uvas mencías que nos dieron a probar eran pequeñas pero muy dulces.

La playa estaba desierta; hicimos unas fotos y seguimos camino. Paramos a ver el monasterio de San Miguel de Eiré y finalmente llegamos a Monforte, a la hora de comer. Subimos al recinto del castillo, vimos por fuera la torre del homenaje y San Vicente del Pino —cerrados porque era lunes— y también nos asomamos al Palacio Condal, utilizado como parador. En la parte baja de Monforte, también estaba cerrado el museo de las Clarisas, así que nos conformamos con ver y recorrer el puente viejo. El resto de la tarde lo pasamos en la piscina del balneario.

12 de septiembre

El último día en la Ribera Sacra hicimos una excursión a la ciudad de Orense, que nos sorprendió. Aparcamos al norte del Miño y cruzamos el puente romano hacia el centro. Entramos en Santa Eufemia y después a la Catedral de San Martín, con un pórtico y un retablo preciosos. Subí a la torre pero una alambrada impedía hacer fotos. Tomamos un café en la Plaza Mayor y caminamos hasta las Burgas, las termas más conocidas de la ciudad, que estaban de obras. El agua brotaba por varios surtidores a más de 60º.

De vuelta al balneario, pasamos por Castro Caldelas, un pueblecito encantador. Allí comimos estupendamente y después dimos una vuelta por los alrededores del castillo. Nos paramos en varias cunetas para observar los ingeniosos sistemas que usaban para la vendimia.

Nuestra última tarde también fue de piscina, y al atardecer dimos un salto a Monforte para hacer algunas compras; también vimos el impresionante colegio de Nuestra Señora de la Antigua.

La continuación del viaje: Oporto

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